Archivo | 25 de abril de 2012

Ruta del Colmenar- Las Merchanas. Lumbrales.

Ficha técnica:

Nombre: Ruta del Colmenar- Las Merchanas

Catro, Merchanas, Lumbrales

Localidad: Lumbrales

Provincia: Salamanca, España.

Distancia:9,6 km

Desnivel acumulado: 350 metros

Circular:

Dificultad: Media,

Tiempo estimado: 2 horas y 45 minutos

Época recomendada: Primavera, Otoño e Invierno.

Merchanas, ruta, mapa

Altimetrías:

Perfil, ruta

Accesos:

Desde Salamanca, CL-517 (Vitigudino) hasta el km96. Gira a la derecha para coger la DSA-579 (Bermellar). Seguir está carretera durante aproximadamente 4 km hasta llegar al camino de las Merchanas.

Desde Ciudad Rodrigo, coger la carretera SA-324 hasta Lumbrales.  En el cruce con la carretera Cl-517 seguir de frente  por la DSA-579 durante aproximadamente 4 km hasta llegar al camino de las Merchanas.

Desde Zamora, coger la carretera CL-527 (Fermoselle) hasta el kilómetro 54, luego girar a la izquierda cogiendo la ZA-SA- 334 durante 13 km, luego gira hacia la derecha (Trabanca) cogiendo durante 2,5 kms hasta llegar a Trabanca. En este pueblo hay que coger la carretera CL-525 /SA-315 hasta llegar Vitigudino. Llegado este punto, girar a la derecha para coger la carretera SA-324 (Lumbrales) y seguir las instrucciónes de arriba (desde Salamanca).

Desde Valladolid, llegar a Salamanca por la A-62 y luego seguir las instrucciones como si se fuera desde Salamanca (ver arriba).

Desde Madrid, coger la A-6/AP-6 hasta la salida 82, cogiendo la AP-51 hasta Ávila, ya en Ávila coger la A-52 que nos llevará hasta Salamanca. En este punto, seguir las instrucciones del punto primero (Desde Salamanca).

Desde Portugal, el acceso es por la N-221, se venga desde Guarda o desde Bragança, hasta Barca de Alva. Cruzar el puente internacional sobre el río Duero, y proseguir hasta Lumbrales. Luego seguir las instrucciones del punto primero (Desde Lumbrales).

Descripción:

Observando al cielo, y viendo que no llovía, salimos de la localidad de Lumbrales. El recorrido hacia el punto de inicio es corto, aun así nos da tiempo a intercambiar diferentes impresiones. El coche es aparcado al borde de la carretera, exactamente en el  camino habilitado para ir al Castro de Las Merchanas.Pueblo, Bermellar

A las 11.50 comenzamos a andar la primera parte de la ruta. Considerada así por nosotros, porque es aquella que está del lado izquierdo de la carretera según se va a Bermellar desde Lumbrales. El camino es bueno, se nota el continuo rodar de vehículos de motor que utilizan los vecinos de la localidad para su acceso a las diferentes fincas de su propiedad. Mientras pasan los kilómetros, nos damos cuenta que el centeno está bastante crecido y ya supera el metro, aún así se nota que no ha llovido  porque el terreno está muy seco. Junto a esto, la ruta se empeora, el camino que antes estaba bien para transitar, ahora es peor; hasta el punto que en el último tramo de esta primera parte no existe prácticamente camino. Esta ultima parte es la más agreste de todo, no hay ni vereda, la hierba llega a nuestros tobillos y damos gracias a que el terreno no está húmedo porque sino los pies no sólo estarían sudados sino mojados. Esta última parte, empieza en bajada por un pseudo camino que tiene como una especie de cuneta a la derecha y que nos llevará a un puente sobre un regato, que lógicamente no lleva agua. Pasado el puente, nos adentramos entre robles y zarzas, en un camino que nos va a conducir en subida hasta enlazar con la carretera de Bermellar. Antes de enlazar, cuando el reloj marca la 1 de la tarde, a 150 metros de la carretera observamos un caño pero lógicamente está seco.

Caño, manantial, agua

Ya estamos en la carretera, y mientras hablamos de lo vivido, nos preparamos para afrontar la segunda parte de nuestra ruta. Esta segunda parte de la ruta se inicia junto al merendero de piedra que hay al lado de la carretera. Al principio no hay camino, pero enseguida enlazamos con uno que nos va conducir hasta el sendero que lleva a los miradores y al castro de las Merchanas. Este camino es en bajada y está rodeado de fundos que los propietarios destinan a distintos usos agricolas. En estos usos destacan sobre todo dos, la cría de ganado vacuno de carne y el cultivo del centeno para forraje para el ganado. En esta parte de nuestro caminar, la cuál se puede considerar de tránsito entre dos parajes, no llama la atención un abrevadero; que no sólo tiene agua, sino que el agua ha sobresalido de él.

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Dejando este camino, giramos a la derecha para coger la vereda que nos va a llevar a las Merchanas. Ya tenemos ansias de llegar al objetivo de la ruta, aún así va a tener que esperar un poco. El motivo es la parada ante los miradores que ha hecho la Diputación de Salamanca, para observar el río Camaces y sus alrededores. Las vistas que tenemos aunque no son tan espectaculares como otras que hemos visto, si que son interesantes. Nuestros ojos observan la muralla natural del Castro flanqueada a izquierda y derecha por los dos molinos que en épocas pasadas funcionaban y que la electricidad y los avances tecnológicos acabaron con ellos.

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El tiempo apremia, y  aunque nos gustaría quedarnos allí un poco más, debemos de continuar; el asalto al Castro nos espera. Nuestra aventura de ser vettones empieza en el molino del tío Justo, y nada más cruzar la pesquera nos encontramos con el primer obstáculo, la muralla. La sorpresa es que la muralla al menos de ser un obstáculo, es nuestro pasaporte a la imaginación. Nuestra mente se traslada varios siglos atrás, a la época en que Roma dominaba el mundo, y nunca mejor después de recorrer el Castro de las Merchanas por el interior. En este recorrido, podemos observar como eran sus defensas, en las que destacan sobre todo las dos entradas que tenía este castro, que se han mantenido intactas hasta nuestros días, así como, vestigios de la época romana. Nuestro sueño se acaba, y el sonido de los buitres nos dice que es hora de volver a casa, no sin antes ver el audiovisual que hay en el molino del tio Justo.Molino, agua, camaces, río, arribes, merchanas

Esta última parte de nuestra ruta es la más pesada. Nuestro objetivo está cumplido, las piernas están ya un poco cargadas y junto a una nube que deja un poco de agua hace que nuestra vuelta al coche se haga más larga de lo que es en realidad. A las 2.40 estamos en el automóvil y con una última vista al cartel informativo, nuestra aventura acaba. Sólo en nuestra mente queda una cosa, el recuerdo de la aventura y la ilusión de poder enseñarselo a más gente